miércoles, 25 de julio de 2012

¿Qué me has hecho tú?

Parece un tanto absurdo querer a alguien con quien peleas todo el tiempo, no tener nada realmente claro y esperar siempre que entre tantos “adiós”, ninguno sea el definitivo.

Resulta un poco extraño que esta sea la manera en la que funcionen las cosas, y convertirlo en algo que no se quiere perder, pero por lo que tampoco se lucha. Estar claros que aquí no hay más y aun así no dejar que se vaya.

Suele ser incómodo celar y darse cuenta que no existe derecho alguno, que cada quien hace lo mismo pero le molesta lo que se hace. Callar porque no existen razones para justificar lo que se quiere decir y sentirse completamente absurdo cuando las palabras le ganan al silencio.

Se convierte en algo tonto sentirse débil por algo que no es nada, perder las fuerzas incluso cuando no está aquí y no forma parte del día a día. Saber que por algún lado encontrará una grieta por donde colarse incluso cuando se construyan murallas alrededor, por protección.

Pero termina siendo completamente ilógico pretender que a pesar de todo eso, se quiere lejos. Que no existen razones más allá del orgullo mutuo para aceptar que esto no se mueve, pero tampoco se detiene y que sencillamente funciona en círculos. Que las cosas se adaptan a las personas y terminan siendo lo que ellas quieren.

A fin de cuentas terminó siendo un vicio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario