domingo, 25 de noviembre de 2012

Te haré feliz

Le ataré un cordón a la luna para que no se me pierda, le prenderé una vela a la noche para acompañar a las estrellas, caminaré descalza por la playa para sentir la arena entre mis dedos. Voltearé, sonreiré al encontrar tu sonrisa y te daré mi mano.

Te veré en la cama dormido y te acompañaré hasta en sueños, seré tu calma y la mejor decisión que hayas tomado. Te haré feliz, te haré soñar y te regalaré los mil amores guardados que nunca quise entregarle a nadie más.

Me decidí a ser feliz, a sentir sin frenos, a crear un nuevo ritmo: nuestro ritmo. A soñar con suspiros un futuro, a recrear repetidas veces en mi mente nuestro primer beso y hasta ese nudo invisible que se deshizo cuando te atreviste a decir el primer te amo.

Me decidí a ser para ti.



jueves, 8 de noviembre de 2012

Enamorada

Estimado:

Sirva la presente para notificarle que quien suscribe, se enamoró de usted. No sabría exactamente definir el momento en que ocurrió dicho incidente, pero haré mi mejor esfuerzo para definir 10 razones por las que considero esta situación ocurre. A saber:

1. Su sonrisa.
2. Sus chistes malos, por supuesto.
3. Cada una de las veces que me he descubierto imaginándonos juntos.
4. Por la mujer en la que me convierto cuando me enreda entre las sábanas. (De las mujeres en las que me convierto sobre la mesa de la cocina, las escaleras, sofás y otras áreas conversaremos luego).
5. Por su mirada, chinita o no, que me derrite inevitablemente.
6. Su eterna calma y manera de llevar las cosas, que me han enseñado a asumir la vida con un relax increíble.
7. Sus besos convertidos en corrientazos eléctricos por todo mi cuerpo.
8. Sus "te amo", los apodos que me dice y su manera de ser.
9. Sus sueños conmigo, las ganas de cumplirlos y de crear un futuro a mi lado, y
10. Porque no existe otra mejor manera de vivir esto que amándolo como lo hago.

Expuestos los motivos, me despido no sin antes recordarle que inevitablemente soy suya

B.

lunes, 5 de noviembre de 2012

“Pero es que no se parece nada a ti, chica” es una de las frases que más he escuchado desde hace 19 meses, y es que desde el día en que te vi en una pantalla, en blanco y negro y dormidito en mi barriga yo no te vi igualito a nadie. Eras tú, chupándote el dedo y dándole la espalda a la doctora porque te fastidiaba para que te dejaras ver, igual de arisco que ahorita.

Digamos que tienes lo mejor de los dos mundos (y con mejor me refiero a lo que se supone tenías que mejorar). Tienes un carácter y un temple que aunque me vuelve loca, admiro. De verdad, hijo, porque hay que ser bien valiente para tener año y medio y decirle gritado que no a todo el mundo, arrancar a correr cuando te van a regañar e ir mordiendo cuanto brazo se atraviese en tu camino. La mayoría de las veces no haces caso, tienes que hacer las cosas como tú quieres hacerlas o no las haces, armas unos berrinches que provoca darte la espalda y dejarte solo hasta que entiendas lo que estás haciendo y me desafías con la mirada justo antes de lanzar al piso algo mientras te pido que no lo hagas.

Pero por encima de todo eso, están esas carcajadas que me llenan de aire el pecho cuando volteo y te veo risueño. Está tu sonrisa, cuando me ves llegar y sales corriendo. Están tus abrazos, tus besos, tus cariños, tus escapadas nocturnas de tu cuna a mi cama para dormirte haciéndome cariños en el cabello. Tus piecitos que provoca comérmelos, tus manos, esos enormes cachetes que te hacen ver tan bello y tus ojos hermosos que me derriten siempre.

Siento que el tiempo corre cuando te veo, hace nada eras tan chiquito. Espero que la vida me alcance para poder darte lo que mereces, enseñarte el valor de las cosas, dejarte todos mis principios y hasta los que no tengo, que tengas recuerdos plenos y felices y que cuando algún día, te toque volar solo me sienta orgullosa de mi misma por el hombre que formé.

Te amo, Daniel. Felices 19 meses <3

viernes, 26 de octubre de 2012

Serás madre toda tu vida

"Respira. Serás madre toda tu vida. Enséñale las cosas importantes, las de verdad: a saltar en los charcos, a observar los bichitos, a dar besos de mariposa y abrazos muy fuertes. No olvides esos abrazos y no se los niegues nunca, puede que dentro de unos años los abrazos que añores sean los que nunca le diste.

Dile cuanto lo quieres cada vez que lo pienses. Déjale imaginar. Imagina con él. Déjale llorar. Llora con él. 

Las paredes se pueden volver a pintar, los objetos se rompen y se reemplazan continuamente, pero los gritos de mamá duelen para siempre

Puedes fregar los platos más tarde, mientras tú limpias él crece. Él no necesita tantos juguetes. Trabaja menos y quiere más, y sobre todo, respira

Serás madre toda la vida. Él solo será niño una vez."

Anónimo.


Tan solo un beso tuyo

Guaco feat. Luis Enrique

Con solo un beso tuyo se me olvida la vida, tu boca me sabe a gloria y moja mi dolor. Con solo un beso tuyo se me alivian los días, se van volando las penas de este corazón.

Poquito a poco y paso a paso voy descubriendo muy despacio un gran secreto: Con solo un beso tuyo me haces el amor, con solo un beso tuyo pierdo la razón. Tus besos me hacen daño porque me hacen bien, tus besos son pecados y sagrados... Me elevan, me hacen caer.

Con solo un beso tuyo me da vueltas el mundo, me llenas solo el vacío con tu dulce voz. Con solo un beso tuyo recupero mi rumbo, se van secando las penas de este corazón.

Poquito a poco y paso a paso voy descubriendo muy despacio tu gran secreto: Con solo un beso tuyo me haces el amor, con solo un beso tuyo pierdo la razón. Tus besos me hacen daño porque me hacen bien, tus besos son pecados y sagrados... Me elevan, me hacen caer y ¿qué puedo hacer? Si no me alcanza con un beso a la vez.

Con solo un beso tuyo...



miércoles, 24 de octubre de 2012

Mujer florero

De pequeña soñaba con vestirme de blanco, caminar al altar del brazo de mi mamá y entregarme a un hombre que me amaría más que a su vida misma. Viviríamos en una casa con jardín, yo tal vez no trabajaría pues me dedicaría a ser mujer florero y a cuidar al equipo de fútbol que armaríamos con nuestros hijos. 

De pequeña soñaba muchas cosas tontas. 


viernes, 5 de octubre de 2012

Rubia sol, morena luna


Las ganas de besarlo no me dejaban pensar en nadie más que en él... Hasta que el otro me sonreía. Uno me agarraba por el cabello y me pegaba a las paredes, mientras que el otro me hacía cariños para que me quedara dormida. Varias veces lo encontré viéndome indiscretamente, mientras que el otro jugaba a hacerse el duro y a que aquí, no pasaba nada. Mientras uno generaba en mi los más sucios pensamientos, el otro me hacía suspirar.

Él me decía que me quería, que no dejaba de pensar en mi... Él otro me susurraba al oído lo que quería hacerme en la cama. Me obsesionaban los dos. No quería perder ni un segundo con ellos y era difícil no pensar en el otro. Eran perfectos, se complementaban y los dos me hacían feliz, pero sabía que había llegado el momento de tomar una decisión.

Te elegí a ti.

A ti que me tienes tonta, a ti que no dejas espacio en mis pensamientos para nadie más, a ti que me vuelves loca en la cama y mantienes alerta cada espacio de mi piel. Te elegí a ti, que me haces suspirar mientras me miras a los ojos al decirme que me quieres y también mientras me haces tuya. A ti que inauguraste espacios en mi mente, que exploraste terrenos que nunca nadie había pisado y que me enseñaste sentimientos que hasta ahora no existían.

Pero por sobre todas las cosas te elegí a ti porque aprendí que si es posible sentir, que existen personas a quiénes deseas y personas a quiénes quieres profundamente, y que cuando consigues a esa persona que te provoca las dos cosas, no estás tan perdido como parece. Siempre supe a dónde me llevaba este camino porque durante todo este tiempo, esas dos personas que me volvían loca eras tú.

Te elijo a ti porque siempre fuiste tú.

miércoles, 1 de agosto de 2012

De tu boca

Le ardían los labios. Esa sensación de fuego y cosquilleo era distinta a la usual. Se vió en el espejo y notó un ligero tono azul en sus labios que comenzaba a tomar fuerzas.

Sonrió. Había pasado la tarde entera besándolo sin notar qué tan rápido corría el tiempo o sin fijarse en la gente que pasaba y los miraba por semejante espectáculo. Para ser sinceros, los entiendo: yo también me hubiera detenido a ver fijamente esos besos con toda la envidia del mundo, deseando que alguien me besara con tantas ganas.

Recordó cómo de una u otra manera lograron despegarse, los dos tenían que irse aunque no querían. Se dieron un beso corto, para no quedar enganchados de nuevo en ese remolino de labios, lenguas y dientes.

Cuando se fue no hizo intento alguno de buscarlo con la mirada. La verdad es que poco había que analizar: pasó lo que quería y estuvo mejor de lo que esperaba. Lástima que eso solo quedaría ahí.

O eso pensó...


lunes, 30 de julio de 2012

Dame un beso así

Me lo he propuesto, lo juro, pero es que no consigo dejar de pensarte.

Pasaste de ser una salida a un "por favor, regresa". Tus sonrisas, tu mirada, tus abrazos y todo tú se convirtieron en una adicción.

Se me hace un poco complicado esto de seguir poniendo límites contigo, la verdad es que ya me rendí y me dejo llevar.

Siendo sincera, me atrapaste al primer beso.

miércoles, 25 de julio de 2012

¿Qué me has hecho tú?

Parece un tanto absurdo querer a alguien con quien peleas todo el tiempo, no tener nada realmente claro y esperar siempre que entre tantos “adiós”, ninguno sea el definitivo.

Resulta un poco extraño que esta sea la manera en la que funcionen las cosas, y convertirlo en algo que no se quiere perder, pero por lo que tampoco se lucha. Estar claros que aquí no hay más y aun así no dejar que se vaya.

Suele ser incómodo celar y darse cuenta que no existe derecho alguno, que cada quien hace lo mismo pero le molesta lo que se hace. Callar porque no existen razones para justificar lo que se quiere decir y sentirse completamente absurdo cuando las palabras le ganan al silencio.

Se convierte en algo tonto sentirse débil por algo que no es nada, perder las fuerzas incluso cuando no está aquí y no forma parte del día a día. Saber que por algún lado encontrará una grieta por donde colarse incluso cuando se construyan murallas alrededor, por protección.

Pero termina siendo completamente ilógico pretender que a pesar de todo eso, se quiere lejos. Que no existen razones más allá del orgullo mutuo para aceptar que esto no se mueve, pero tampoco se detiene y que sencillamente funciona en círculos. Que las cosas se adaptan a las personas y terminan siendo lo que ellas quieren.

A fin de cuentas terminó siendo un vicio.

martes, 17 de julio de 2012

Una vez más

Hablemos de la cara de tonta que tengo cuando pienso en ti, de este miedo inmenso de permitirme a sentir, de cómo mi cuerpo se pone en alerta cuando mi mente coloca tu cara en pantalla principal y de cómo mis labios dibujan una sonrisa cuando todo eso pasa.

Cuéntame del imán que viene escondido en tus labios y que atrae a los míos, de cómo tu nariz va directo a mi cuello cada vez que nos vemos y de las sonrisas que me atacan cuando te descubro viéndome. Dime de nuevo que piensas en mí, que no dejas de hacerlo y desordéname los días. Recuérdame que la única manera de enrollarnos es entre las sábanas y que lo “poco factible” a veces, desaparece.

Pretendo dejar heridas de guerra en cada visita, no poner caras tristes a la hora de la despedida y no guardar ninguna de las sonrisas que acumulo para ti. Prometo que no se me irán las piernas mientras me repites sin parar que me quieres, recordar cada momento en el que me llames como solo tú lo haces y encontrar una manera para que no sea tan difícil el que no estés aquí.

Yo te hablaré de cómo aún estando lejos te siento cerca. Y aceptaré que sí, que me estoy haciendo la dura y estoy oponiéndome con todas mis fuerzas a esa corriente en la que te mueves.

Que parezco una estúpida y no quiero serlo. Que la mente me está jugando sucio y no quiero. Que ya no sé si estoy controlando esto o si es que de verdad no siento nada y que definitivamente no me gusta no poder controlarlo todo.

Háblame de tus cosas, de tus historias, cuéntame solo lo que debo saber porque realmente lo demás no importa. Seamos sinceros siempre y sobretodo, seamos justos, que por mi parte, no existe petición alguna más allá de saber cómo hiciste para lograr que escribiera por ti.

Ahí estaré

"Cuando menos te des cuenta, esperándote, que esto apenas comienza"

jueves, 19 de abril de 2012

Caminando por la vida

Era hora de partir desde hace mucho, pero la culpa no la dejaba. Siempre había tendido a pensar en los demás antes que en ella, pero esta vez fue distinto.

De haber sabido que solo esto hacía falta para finalmente cerrar la puerta al salir, hace mucho que le hubiera pedido que la decepcionara. Esa llamada le dio el valor para no mirar nunca más hacia atrás, para caminar con paso firme lo más lejos de ahí con ninguna intención de regresar algún día.

Caminó varios días con una molestia a cuestas, cuestionándose a si misma por haberse equivocado en una decisión tan vital, molesta por haber soportado tanto durante tanto tiempo y sorprendida por como ocurrían las cosas.

Lo que nunca esperaba era darse cuenta que de tanto caminar fue soltando todo el odio en el camino, incluso recordó que algún día lo amó y que no se arrepentía de nada porque a pesar de todo la felicidad de su vida nació de ahí.

Agradecida comenzó a sonreír. Finalmente había entendido que las personas no cambian, que siempre sería así y que ya no estaba dispuesta a perdonarlo más. Que ahora sea la labor de alguien más.

FIN

lunes, 9 de abril de 2012

Me voy

No hay mucho que decir: Esta era la crónica de una muerte anunciada. No sé si ignoré las señales, si me hice la loca o si sencillamente no las vi, pero a pesar de todo no me arrepiento de no haber salido corriendo porque aprendí a perdonar infinitas veces, a recibir insultos y luego a escuchar disculpas y arrepentimientos, a valorar el esfuerzo de mi madre al criarme sola y el esfuerzo de una familia hermosa que siempre ha estado y siempre estará aquí. 

Aprendí a conocer a mi hijo como nadie más lo hará porque solo yo he compartido esos momentos con él, a que sonría cuando me ve y a entender que yo puedo, que me encargaré que nada le falte jamás y que estaré para apoyarlo en todo, y definitivamente aprendí a decir adiós y que mi paciencia tiene un límite. Aprendí que ser padre es una de las decisiones que más debe ser analizada antes de cumplirla, que hacen falta muchas cosas como paciencia, dinero, entrega, compromiso y amor, pero sobretodas las cosas responsabilidad hacia esa personita que llega al mundo y que depende de ti.

Si lo hubiera pensado mejor no estaría escribiendo estas palabras, pero de haberlo pensado mejor no sentiría el amor tan grande que siento hoy por mi hijo. No vale la pena hablar de los errores de otros, por muy aburrida que esté de leer las mentiras que escriben, pero entiendo que para las personas que viven de lo que comenten los demás es necesario crear una imagen de lo que no existe. 

Como dice la canción: "No voy a llorar y decir que no merezco esto, porque es probable que lo merezco pero no lo quiero, por eso me voy"

miércoles, 1 de febrero de 2012

Buscando un final

¡Aunque no lo escribí yo me pareció genial y lo comparto con ustedes!

Sal con una chica que no lee (Por Charles Warnke)
Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela. 
Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta. 
Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida. Invítala a cenar a un restaurante que se salga de tu presupuesto en el piso cuarenta y cinco de un edificio y asegúrate de que tenga una vista hermosa de la ciudad. Tímidamente pídele al mesero que le traiga la copa de champaña con el modesto anillo adentro. Apenas se dé cuenta, proponle matrimonio con todo el entusiasmo y la sinceridad de los que puedas hacer acopio. No te preocupes si sientes que tu corazón está a punto de atravesarte el pecho, y si no sientes nada, tampoco le des mucha importancia. Si hay aplausos, deja que terminen. Si llora, sonríe como si nunca hubieras estado tan feliz, y si no lo hace, igual sonríe. 

Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar.
Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato. 

Hazlo porque la chica que lee entiende de sintaxis. La literatura le ha enseñado que los momentos de ternura llegan en intervalos esporádicos pero predecibles y que la vida no es plana. Sabe y exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo cinismo continuará, sin razón y sin propósito, después de que ella haya empacado sus maletas y pronunciado un inseguro adiós. Tiene claro que en su vida no seré más que unos puntos suspensivos y no una etapa, y por eso sigue su camino, porque la sintaxis le permite reconocer el ritmo y la cadencia de una vida bien vivida. 
Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza. 

No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parado en la estación del metro, tal vez sentado en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, el que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. Por eso, largo de aquí, chica que lee; coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingway contigo. Te odio, de verdad te odio.

lunes, 16 de enero de 2012

Mentiroso

De engaños está lleno el mundo. Vivimos en una sociedad en la que decir la verdad se considera una grosería, aun y cuando las personas lo piden a gritos. “Se sincero conmigo”, “Dime la verdad”, “No me gustan las mentiras”, “Si de verdad eres mi amigo, no me ocultarás nada”. Pero ¿quién va a querer cerca a una persona que te diga?: “OK, me parece que realmente no tienes personalidad. Vives en una lloradera constante porque nadie te quiere, pero quien realmente no se quiere eres tú. Tú eres quien sabotea tu vida, quien busca exhaustivamente relaciones de donde no obtendrá un buen resultado. Tu muy baja autoestima seguirá hundiéndose en el subsuelo donde ya la tienes, pero aun así, en pocas semanas, volverás a la caza de una nueva víctima a quien llorarás en cuestión de días con la misma excusa”

¿Así o más directo? Ninguna. La respuesta socialmente esperada, y tristemente la que damos, es “Tranquila amiga, es que los hombres son todos iguales: unos perros desalmados y sin corazón. Ya llegará uno que si te valore”. Una mentira, eso es lo que se espera.

Nos enseñan a mentir desde pequeños: recibes un regalo por tu cumpleaños o en navidad ¿y qué te dijeron en tu casa? “Ábrelo, sonríe y di las gracias. Ni se te ocurra decir que no te gusta, después vemos qué hacer con eso”. Nace un bebé y a nadie se le ocurre decir “Oye pero que bebé tan feo. Espero que mejore mientras crece”. Nuestra vida gira en torno a ser políticamente educados, no a decir lo que realmente sentimos o queremos decir.

Ahora, la gran pregunta debería ser ¿es lo mismo ocultar que mentir? ¿Vale más la infelicidad de la gente que conocemos o el sentimiento de libertad plena y absoluta al decir lo que pasa por nuestra mente, sin filtros? A nadie le gusta escuchar la verdad. A nadie, y me incluyo obviamente pues eso de que le anden golpeando el autoestima a uno, por muy alta que se tenga, no es para nada agradable. ¿Pero entonces por qué nos quejamos tanto cuando nos mienten?

Seamos sinceros con nosotros mismos. Dejemos de ser selectivos con las verdades que deseamos escuchar pues en este juego no existen grises. No pidas la verdad cuando no estás dispuesto a dar la tuya, no juegues con las verdades de otros cuando te ciegas ante aquellas que llevan tu nombre y definitivamente no te acerques a la candela cuando puedes salir con la cola prendida.

Bien lo decía Arjona “Una mentira que te haga feliz vale más que una verdad que te amargue la vida”, y ojo, no me malinterpreten pues no estoy dándole bandera blanca a las mentiras, fui la primera en declararles la guerra hace mucho. Sin embargo confieso un placer culposo: Me encanta descubrirlas solo para saber que siempre tuve razón y que mis instintos no fallan.